""Si alguna vez hice alquímia, fue de la única forma permitida hoy en día, es decir sin saberlo" Marcel Duchamp"

Buenos Aires (1971 ) – Barcelona (1974). Crece y se forma en Bellas Artes en Barcelona. Actualmente está produciendo en Mallorca.

Sarraute concibe su obra como un proceso alquímico, que la ha llevado serie tras serie, y pieza tras pieza a una destilación, de la narración, de la forma, de la línea, del color, del espacio y la luz circundante.
El lienzo funciona como un contenedor/atanor de un proceso, donde elemento tras elemento se construye la imagen y se genera un espacio ligero, profundo y transparente, donde todos los tiempos de ejecución se comprimen en uno. El resultado es un mapa de los tiempos del proceso, del movimiento y donde la multiplicidad de líneas y de planos pictóricos, se orquestan a modo de CÓDIGO CREADOR.

En la concepción alquímica de su obra, Sarraute hace incursiones en la escultura cerámica, creando contenedores de procesos, retortas y alambiques, que estimulan la parte más lúdica y performativa de la artista. Su obra se ha vuelto instalativa, y el muro ha sido integrado como parte esencial de la obra. La pared y el espacio que enmarca la obra es concebido, como el lugar donde acontece la obra, como una retorta donde el espectador es inmerso. La luz y el espacio circundante están incorporados en la obra, generando multiples experiencias contemplativas a medida que la luz varia con el tiempo, o el expectador se mueve alrededor de la pieza. Este proceso a llevado a la artista a integrar la la vibración y el impacto de luz RGB de los dispositivos electrónicos proyectada sobre la obra, que inciden y enmarcan parte de la obra.

Mariana Sarraute, ha centrado el trabajo de éstos últimos años en una serie de obra pictóricas y escultóricas fruto de sus investigaciones sobre aspectos de la tradición esotérica occidental como la cábala o la alquimia, y su oficio como programadora de sitios web. Estos referentes han acompañado a la artista a lo largo de su práctica.

« (…) muchos artistas que rehusan este rol mediumístico y que insisten en la validez de su plena conciencia en el acto creativo — sin embargo la historia del arte consistentemente ha decidido sobre las virtudes de una obra de arte a través de consideraciones completamente divorciadas de las racionalizadas explicaciones del artista.»
Marcel Duchamp – «El proceso creativo» (1957)